dilluns, 13 d’octubre del 2025

UN SUEÑO REPETIDO



Esta mañana, mientras abría la ventana de la habitación aún en penumbra, he visto cómo salía volando ,por encima de las tejas del patio interior, un pájaro azul al que he seguido con la mirada hasta que ha desaparecido. Misteriosamente después, mientras notaba el frio suelo en mis pies descalzos, noté que el ave seguía volando dentro de mi cabeza. Revoloteaba por dentro de mi cuerpo como si estuviera encerrada dentro de un espejo. Desde aquel momento todo ha desembocado en unos hechos de una calidad alucinante.

El agua de la ducha era azul y gris; las baldosas de la pared del baño repetían una melodía constante, como un eco, que envolvía todo. Cuando me he mirado en el espejo de espirales cuadradas he observado que yo misma estaba dentro de mi cuerpo lavándome la cara, cepillándome los dientes, peinándome...

Durante todo el día he tenido la sensación de moverme por el interior de mi cuerpo y de que ,inexplicablemente, todos los objetos estaban dentro de mí, como un sueño repetido.

Recordaba fragmentos de uno de mis libros preferidos donde otra Alicia intentaba explicarse cuándo estaba dentro o fuera de algún lugar, cuándo entraba y salía de determinados recipientes, cómo crecía y disminuía en cuestión de segundos.. He leído ese libro tantas veces que, aún hoy, continúo pensando que la diferencia entre la realidad del exterior y la de los sueños no está demasiado clara, y que muchas veces vivimos la vida de dentro, y no la de afuera...O al revés.

He estado todo el día dentro en mí misma. Y dentro estaban también las calles, los semáforos, los árboles con sus hojas de otoño verdes y ocres que a veces se volvían azules. Estaban dentro las casas de los demás, sus voces, sus caras ; gente que corría refugiándose de una lluvia que llovía dentro de mí como un aguacero.

Viajaban por mis venas los papeles de la mesa de trabajo, los números de teléfono, las horas, la tela de los vestidos que se rozaban conmigo en el metro. Deambulaban por mis órganos los recuerdos, el silbido de la cafetera, el olor a albahaca de la cocina de mi madre que no está conmigo desde hace tantos años, las sábanas de las camas de los hoteles visitados, las fuentes de las ciudades vividas.

Estaban dentro los amigos, los amantes pasajeros, las cartas, las fotos, las trampas, el colegio, los años que pasé sin vivir mi vida y los que vivo ahora cuando no estoy.

Pasaban solas las hojas de los libros, con sus letras azules, y se repetían los versos que escribí y ya no guardo .

Sonaba la música de los que cantaban en la radio, los sonidos de los coches que no encontraban las calles y frenaban de golpe girando sobre sí mismos ,y seguían después el camino que marcaban las señales de tráfico, que también estaban dentro de mi cabeza y señalaban continuamente el camino que me llevaba de vuelta a casa.

Yo me observaba desde fuera, y a la vez estaba dentro de mi cuerpo buscando el camino que me llevara a la salida. No entendía cómo podía estar allí dentro y verme al mismo tiempo. Caminaba despacio como una ciega dentro de mí misma ,vagando por una realidad que giraba dentro de la espiral del espejo de Alicia.

De repente el repiqueteo de la lluvia en la ventana me despertó y advertí que había tenido otra vez el mismo sueño que las noches anteriores Noté un extraño desasosiego y al mismo tiempo una inquietante sensación de realidad desdibujada entre colores azules y grises. Una mañana más me levantaba confusa. Noche tras noche luchaba por querer escapar del espejo donde vivía una Alicia que soy yo, y que también es la otra.